El nombre artritis derivada de "arthron", que significa articulación y el sufijo "itis" que significa inflamación. Es la inflamación de las articulaciones. Puede ser aguda o crónico, antigua o sucesiva, de causas internas o traumáticas. Todas las partes de la articulación se encuentran afectadas en el proceso inflamatorio, en especial la sinovial; muchas de las artritis se han llamado sinovitis.
El líquido segregado en principio es linfático, luego adquiere un aspecto sanguíneo. Las lesiones de los cartílagos y ligamentos son de carácter secundario. Otras veces la artritis se fija con preferencia en las extremidades ósteo articulares. La artritis se ha dividido en aguda o serosa seudo membranosa y artritis seca aguda y pululante.
En el primer grado de la artritis no se reconoce más que una congestión. En el segundo, además de la secreción sinovial exagerada, hay alteraciones de las franjas sinoviales y los cartílagos. Cuando hay desgaste del cartílago, se le llama artritis seca. Se habla de artritis supurante, cuando la inflamación llega a su máximo grado, con supuración y con la destrucción de las partes blandas articulares hasta traspasar la piel.
Si la inflamación comienza por el hueso y se propaga luego a la articulación, la artritis es consecutiva. Es frecuente que se propague de una articulación a otra de un miembro. En otros casos la artritis puede ser consecuencia de quemaduras o inflamaciones de la piel. La artritis traumática y la espontánea se diferencian clínicamente; las traumáticas tienen tendencia al derrame y a la supuración.
La más frecuente de las formas espontáneas es la reumática. La artritis también puede ser la consecuencia de una infección general como la piohemia, siendo de mayor gravedad. En el curso de la convalecencia de una enfermedad infecciosa, también se puede desarrollar la arteritis (fiebre tifoidea, sarampión, escarlatina), causa de la debilidad orgánica.
Su sintomatología se traduce por la dificultad en los movimientos, acompañada de dolor. La región articular se pone tumefacta apareciendo el derrame, la piel se calienta si la inflamación es superficial. La persona que la padece busca una posición favorable para evitar los movimientos articulares (posición intermedia entre la flexión y la extensión).
En otros casos la posición está determinada por el derrame, la piel se pone tensa, roja y la tumefacción inflamatoria llega hasta los ganglios linfáticos vecinos. Cuando se forma pus, termina por abrirse. La artritis puede pasar al estado crónico, en éste caso el enfermo experimenta una mejoría, muchas veces a costa de una deformación.
Otras veces cesa en un punto para aparecer en otro, pudiéndose resolver sin dejar rastros. Esto si no se han destruido o alterado en gran manera los elementos de la articulación. La naturaleza de la artritis puede reconocerse en gran parte por los antecedentes del enfermo. Su pronóstico es diferente según sea su naturaleza. Una sinovitis congestiva desaparece pronto.
Tratamiento para la artritis: se debe calmar el dolor, mantener la extremidad en una posición favorable, y restablecer los movimientos para impedir la anquilosis (falta de movimientos). En algunos casos se debe evitar el movimiento y en otros casos no, sino que conviene movilizar la articulación, en el que se utilizará el masaje con los movimientos metódicos y la electrización.
La artritis supurante requiere de una intervención quirúrgica para quitar el pus y evitar las infecciones locales y generales que de no ser así sobrevendrían. En la sección "Salud", además de otros artículos, encontrarás el testimonio de la Sra. Margue Harrison, quién nos revela como ella "curó su artritis"; además de otras secciones: Deportes, Computación, Entretenimientos, Pintura, y más. Todos artículos de calidad comprobada para tu desarrollo personal y espiritual. La artritis
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